
para incrementar la llama;
que si la llama calienta
más que calentar abrasa.
No viertas en mis oídos
por Dios, mujer, más palabras;
pues para que arda mi pecho
con las vertidas ya basta.
No quiero fuego mi amor,
que el fuego todo lo arrasa;
y de aquello que arraso
nunca quedo, después, nada.
Mí amor prefiere reflejos,
reflejos de luna clara;
que acarician y deleitan,
que deleitan y no arrasan.
Mí amor para su disfrute,
mas que ardor quiere templanza.
Es amigo de la noche;
por que la noche es la calma.
Pero, amigo de la noche
sin sombras; iluminada.
¡Que no precisa negruras
aquel que no oculta nada!
mí amor prefiere la noche
por apacible y callada;
por que aun buscando calor,
no quiere calor que abrasa.
B.G.R.
6 comentarios:
Genial...
Salud
Cuando nacen los hijos uno se da cuenta de que el amor no es solo fuego... es ternura, compañía y cuidado.
Es hermoso el poema... para cuándo más en bable?
besos!
Vengo directamente del blog de Genín que recomendó este blog.
Realmente tenía razón y le agradezco su consejo.
Me parece tan hermoso lo que estás haciendo con la poesía de tu padre que sin conocerte ya te daría un enorme abrazo.
Que bonito.
Además las poesías que he leído me han gustado muchísimo.
Otro abrazo.
Genin, vengo de tu blog y me emociono que hayas dedicado una entrada a recomendar este, gracias.
Carla, en bable ¡Ya!
Torosalvaje bienvenido, ya he estado en tu blog, volvere con tiempo y te dejare mi opinion.
Un beso
Buen gusto el de genín...sabía que sería así...
son preciosos los poemas!...vaya recuerdos más bellos!!!
besitos.
Precioso..., ¿qué más decir?
Besitos
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