La medida de las cosas

Al verme tan pequeño me dio risa.
Sí; risa de mi mismo.
Una risa sonada;
y desacompasada.
Risa breve; muy corta. Fue un instante.
Pues que ya mas despacio, mas sin prisa,
me llegue hasta la sima del abismo.
Y con el ojo atento
mire y me convencí de que la altura
no es cosa de estatura.
Que trazando una recta, sin atajo,
también se alcanza estatura estando abajo.
Y ya, sin vanidad, todo franqueza,
de mi sentido dueño,
miro hacia arriba y adquiero la certeza
de que, por bajo, no soy mas pequeño.
Y, además, el consuelo,
de comprender que solo esta alto el cielo.
Que es equivocación medir la altura
por medio de una cinta de estatura.
Que una rustica ermita campesina,
con rezos de pastores,
tal vez guarde más fe que otra más fina,
con rezos de señores.
Que no siempre la joya que más brilla
tiene que ser más fiel, màs maravilla.
Bien puede ser mejor, la más sencilla.
Mirad la margarita,
criada por los campos, sin cuidados,
vereis que es más bonita
que aquella de que cuidan cien criados.
Y contemplad el río,
que en su tranquilo ir es más hermoso,
que el mismo mar bravío,
que al empinarse, erguirse, es monstruoso.
La mar que a mi me gusta, es aquella
que nunca pretendió llegar a estrella.
Aquella, no salvaje,
que siempre esta a la altura del paisaje..
La más noble y más bella
es la que no amenaza ni atropella.
Puesto que lo màs bello, la hermosura,
no precisa talento ni bravura,
ni necesita altura,
ni precisa medirse su estatura.
Digamos, sin exalto,
que es solo el cielo el que se encuentra alto.
Las cosas de la vida
no suelen ajustarse a su medida.
Y ya mi pequeñez no me da risa.
Luciré sin complejo mi camisa.
Pues ya no me importa
que mi camisa sea larga o corta.
Por se corto de talle
y escaso de calzón,
no he de servir de mofa por la calle
vistiéndome un absurdo camisón.

B. G. R.

1 comentario:

Abuela Ciber dijo...

Buenisimo.
Gracias por compartirlo.
Cariños